Agnus Dei, Francisco de Zurbarán

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Sunday, February 15, 2015

El hábito no hace al monje, pero lo distingue, por José Luis Rubio


Hace poco lancé a las redes sociales una propuesta a debatir sobre la conveniencia y/o utilidad de que los sacerdotes y religiosos se distingan por su forma de vestir, con el hábito propio de la orden, la sotana, el clériman (o clergyman) o una simple camisa con alzacuellos aunque sea con vaqueros y zapatillas deportivas.

Me preguntaba si el hecho de llevarlos de forma habitual era de cara a alguien (para Dios, para sí mismo, para los demás) o si debiera ser conveniente cuando se dirigiese a su parroquia o quehaceres pastorales pero que fuese de particular si el sacerdote iba al supermercado o al cine.

Personalmente diré que soy partidario de que así lo lleven de forma permanente, aunque igualmente soy partidario de que se haga de forma libre por convicción o siguiendo un consejo o recomendación que por una ley, pero bueno, doctores tiene la Iglesia. Tampoco soy partidario de las órdenes o asociaciones que visten de clériman aunque sólo seas seminarista o hermano lego (¿se dice así?) y si me apuras con cierto reparo a los diáconos... doctores tiene la Iglesia.

Cuento muchas veces una anécdota al respecto. Un sacerdote religioso amigo mio en la JM J de Madrid 2011 caminaba por la calle vestido de particular con un grupo de jóvenes (es de los que nunca viste de clériman ni de hábito) y de frente venía un joven con su traje y alzacuellos. En eso se le acercó una chica y le pidió que le confesara a lo que el otro respondió que no podía hacerlo, que no era sacerdote. Esto es, la joven que buscaba un cura vio a uno vestido de forma que creyó que lo era pero no, y tampoco pudo pedirle confesión a mi amigo que sí que era sacerdote pues no iba distinguido como tal.

Otra anécdota que aportó una de las intervinientes también me gustó mucho: Un sacerdote iba de viaje en autobús vestido de clériman, su compañera de asiento le miraba mucho y en cierto momento le dijo -Padre, ¿a usted le importaría que habláramos y me confesara?, porque llevo tiempo que no lo hago y no sé si este viaje y sentarme a su lado es un aviso de Dios- y él la ayudó y se convenció de que si hubiera ido de particular esa persona hubiera hecho una locura y Dios lo impidió y desde entonces no ha vuelto a vestirse sin el clériman, pues eso le demostró que era la forma de identificarlo como sacerdote y que eso para él es un orgullo, aunque a veces le hayan hecho burlas por ello”

La propuesta generó varias opiniones en todos los sentidos, que me gustaría reflejar aquí, así como mis reflexiones al respecto:

.- Conozco excelentes y entregados sacerdotes que no llevan clériman. Personalmente no le veo importancia, lo importante va bajo la piel.

Este comentario y otros similares me resultan chocantes. De hecho en ningún momento planteé si es más importante para un sacerdote un comportamiento correcto o una vestimenta determinada, por que me pareció obvio, planteé la conveniencia de la vestimenta, pero parece que que siempre nos sale la vena “maniquea” de “lo importante es que sean buenos, lo demás da igual”. Irónicamente me saldría preguntar ¿Y qué pasa, que los sacerdotes excelentes dejarán de serlo y se convertirán en pésimos si se ponen alzacuellos? ¿Lo importante debe ser el interior sólo para los sacerdotes? ¿Acaso el interior no debe ser importante también para el resto de fieles o incluso para el resto de la humanidad aunque sean ateos o de otras religiones?

.- Deben vestir como tales porque es su obligación. Porque se debe distinguir en todo momento quien es y para quien trabaja. Yo lamento los que no lo usan. Hay demasiados religiosos/as que se visten como todo el mundo y es una pena.

Desconozco si esto es así, ciertamente la Congregación para el Clero así lo indica (246 y 247 del directorio para los presbíteros) aunque no sé si esto es de obligado cumplimiento o si deberá ser el obispo del lugar el que determine las normas concretas al respecto.

.- “Sea vuestro uniforme la compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia” (Col 3,12)

Esta cita de san Pablo me entristeció mucho puesto que la anotaba un sacerdote. Me explico, San Pablo no está hablando a los consagrados, sino a todos los fieles cristianos, por lo que identificar lo que es una recomendación para toda la Iglesia como si fuera una instrucción para una mínima parte de ella me pareció una muestra del clericalismo que tanto combate el Papa Francisco. La Iglesia somos todos los bautizados, no sólo los curas, leches.

.- Pues nada, bomberos, policías, enfermeros, médicos, cuando vayan al cine, o al teatro, o a misa, no se quiten el uniforme, puede que alguien que les necesite les reconozca por sus vestimentas y así pueda pedirles ayuda.

Esta observación me gustó mucho por lo original y divertida, aunque naturalmente había que advertir dos importantísimas diferencias con respecto a los consagrados. Por un lado estos profesionales siempre llevan su uniforme cuando están de trabajo, no es algo que decide cada uno, un bombero no decide si lleva uniforme o va de particular cuando tiene que apagar un fuego. Por otro lado son profesiones que están sujetas a un horario laboral, a diferencia de los curas que son, por su propia vocación, servidores a tiempo total.

.- Dime en la Palabra de Dios dónde justifica el traje que hay que llevar, porque humanamente todo es opinable. Que cada uno vista como quiera, pues el hábito no hace al monje. Recordemos las palabras de Filipenses 2, 7-8: .. Cristo... pasando por uno de tantos y actuando como un hombre cualquiera...

Esta frase también la dijo un sacerdote. Me extrañó el argumento, ya que lo de “¿Dónde pone eso en la Biblia?” es más propio de los hermanos separados que de los católicos. También pensar que la Biblia pueda dar instrucciones de cómo debieran vestir los consagrados a un servicio que prácticamente no existía aún no tenía ningún sentido, pero por seguir el argumento bíblico las Sagradas Escrituras sí que hablan de la obediencia y de someterse a la guía de los superiores y las instrucciones al respecto son claras (repito, desconozco con que nivel impositivo, pero personalmente no es lo que me preocupa)... pero bueno, allá cada uno. Lo de la referencia a Cristo para extraer conclusiones particulares y exclusivas con respecto al clero me vuelve a chirriar.

.- Si la vestimenta es lo de menos, espero que si alguien vez tiene que ir a una entrevista de trabajo lo haga disfrazada de Pokemon.

Divertida y simpática la frase y creo que suficientemente oportuna para la idea que defiende.

.- "El hábito no hace al monje" y lo importante para ser bien cura está en el interior", ok. Pero eso no significa que las realidades internas no deban estar acompañadas de signos externos adecuados. Somos animales rituales, simbólicos: a toda realidad, por profunda que sea, le colocamos un signo externo. Es más, cuanto mas profunda es una realidad, más rígido y profuso es el símbolo usado. En ese sentido, el cura que viste con el traje eclesiástico al que le obliga el Derecho (porque es obligatorio), exterioriza una realidad interna muy rica. El que no lo hace, rompe con una tendencia natural al hombre como es simbolizar las realidades internas con un símbolo externo. Por buen cura que sea (nota: ¿por "buen cura" que entendemos?). Es como para darle vueltas.

Interesante reflexión de un estudiante laico de teología.

Bueno, supongo que opiniones habrá para todos los gustos. Curiosamente no salió ninguna al respecto de la importancia del traje eclesiástico para el propio sacerdote, como arma ante sus propias debilidades, recuerdo permanente de su propia misión o ayuda para no cometer escándalo, por ejemplo, y ese también sería un tema interesante... quizá en otro momento.

Fuente: religionenlibertad.com